Que los alumnos conozcan, desde una perspectiva histórica, todo lo
que tiene que ver con la “igualdad” de las religiones desde el punto de vista
del Dios al que veneran todas, aun cuando se reconozca las diferencias que hay
en ellas desde la perspectiva de los contenidos creídos y practicados: ejemplo
de los tres dialogantes de Abelardo.
En esta misma vía, un aspecto a tratar sería analizar diferentes
prismas: la comunidad cristiana como minoría en al- Andalus o los hebreos y
musulmanes como minorías en territorios cristianos.
Otra cuestión es analizar las relaciones del poder con estas
minorías, el consentimiento y favores hacia ellas, así como los privilegios
concedidos.
Tratar de conocer qué papel juega la filosofía y la religión en la
tolerancia en la Alta Edad Media y qué transforma esta situación en la Historia
posterior de los siglos XIV, XV.
-La tolerancia social.
La convivencia y hábitos de la sociedad altomedieval es bien
diferente a la bajomedieval. Será a partir del siglo XIII cuando se dibujen en
los códigos sociales y legislativos ciertos aspectos en contra de hábitos,
personas, grupos sociales.
Por un lado, la tolerancia de grupos marginales como las
prostitutas en el ámbito de las ciudades, siendo aceptada esta práctica por su
“utilidad” social.
La intolerancia hacia ciertos pecados, como la usura o avaricia en
la Alta Edad Media, se torna en comprensión a partir del siglo XII. La Iglesia
permitirá ciertos hábitos de “codicia” llegando a aceptar el comercio y el
oficio de mercader. Estas prácticas sociales y económicas se relacionan, en
muchos casos, con minorías como los judíos. En las Cantigas, así como en la legislación alfonsí, aparece la figura del
usurero como elemento negativo, mientras que la sociedad medieval admitía, cada
vez más, a tanto a los prestamistas, como los negocios a crédito.